El baloncesto proviene del antiguo juego americano llamado tlachtli. Nadie sabe cuando los indios supieron transformar una bola de sabia del árbol del caucho en una pelota que botara. Lo cierto es que el juego se practicaba en México mucho antes de que hicieran presencia los aztecas. Al igual que todos sus juegos, el de la pelota poseía un significado religioso. El campo de juego era una copia del cielo, donde, según ellos creían, los dioses jugaban a la pelota con las estrellas. Había dos equipos y el objetivo del juego era pasar la pelota por el anillo de pierde del contrario, ajustándose a la abertura a la dimensión de aquella.
Esto era tan fácil que el jugador que lograba marcar un “gol” era declarado vencedor, tañendo derecho a reclamar a los esperadores sus ropas y objetos valiosos. Sin embargo, la gente, habitualmente, se las arreglaba para emprender la huida entes de que el jugador pudiese llevar a cabo sus propósitos.
Los nobles gustaban de la música, del canto y de las representaciones. Las casas ricas contaban con su orquesta propia y artística.
A veces, los aztecas se entretenían practicando otros juegos menos deportivos. Ofrecían plegarias a la Quinta Flor, el dios del juego, con la esperanza de ser afortunados. Muchos se jugaban así todo lo que tenían, incluso las ropas, viéndose obligados luego a venderse como esclavos.
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1 comentario:
esta muy interesante
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