miércoles, 5 de noviembre de 2008

TEMPLOS Y ALTARES

Los aztecas construyeron sus templos valiéndose de enormes bloques de piedra sacada de las montañas de las proximidades del Valle de México. Los artesanos grabaron grandes cabezas de serpientes y guerreros-águila en los muros. A los templos se les daba la mayor altura posibles, para que los aztecas pudieran estar muy cerca de los dioses del firmamento. En la plataforma mas elevada de uno de ellos había dos altares, uno de ellos dedicado a Tlaloc, el dios de la lluvia, y el otro al Colibrí Azul. Los españoles destruyeron este templo, pero nos facilitaron una descripción de lo que vieron: “Dentro del altar había una estatua del colibrí Azul, con el rostro y el cuerpo cubierto de oro y joyas preciosas. En unos humeantes braseros con incienso ardían los corazones de tres indios”.
Todos los caminos conducían al gran templo del Colibrí Azul, en el centro de la ciudad. Cuando los españoles entraron en Tenochtitlan, vieron que le templo destacaba treinta metros por encima de las casas de dos pisos situadas en sus proximidades. Mientras la gente permanecía en la plaza de abajo, las procesiones religiosas ascendían por los grandes escalones de piedra, perdiéndose de vista el llegar a la cumbre. Luego, las personas que se habían ofrecido espontáneamente a los dioses eran sacrificadas en la plataforma del templo.

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